La primera mujer de la humanidad se detuvo
con un gran dilema. A qué voz dar oídos, ¿La voz de Dios o la del diablo?
Eva había recibido la palabra que salió de
la boca de Dios diciendo que no comiera del árbol del conocimiento del bien y
del mal pues ciertamente moriría.
“Y le dio este mandato: «Puedes comer de todos
los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no
deberás comer. El día que de él comas, ciertamente morirás».” Génesis 2:16-17
Después ella escucho también la sugerencia
del diablo que le dijo que comiera del mismo árbol que Dios ordenó que no
comiera.
“La serpiente era más astuta que todos los
animales del campo que Dios el Señor había hecho, así que le preguntó a la
mujer:
―¿Es verdad que Dios les dijo que no comieran
de ningún árbol del jardín?
―Podemos comer del fruto de todos los árboles
—respondió la mujer—. Pero, en cuanto al fruto del árbol que está en medio del
jardín, Dios nos ha dicho: “No coman de ese árbol, ni lo toquen; de lo
contrario, morirán”.
Pero la
serpiente le dijo a la mujer:
―¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy
bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser
como Dios, conocedores del bien y del mal.” Génesis 3:1-5
Nosotros
tenemos la Palabra de Dios que nos muestra Su voluntad y el camino que debemos
seguir. Por otro lado el diablo también sopla en la mente ideas que van en
contra de las órdenes de Dios. Al desobedecer a Dios perdemos el derecho de sus
bendiciones, quedamos lejos de Su presencia y consecuentemente vulnerables a la
acción del mal.
Y observe
que el diablo engaña a la persona, mostrando lo que ella puede “ganar” cuando
sigue su sugerencia, pero nunca deja a la persona observar todo lo que ella va
a perder.
Vea las
palabras de él para Eva, “¡No es cierto, no van a morir!”; “se les abrirán los
ojos”; “llegarán a ser como Dios, conocedores del bien y del mal”. El diablo
siempre quiso ser como Dios y por eso se rebeló contra Él, ahora sugería que
Eva hiciera lo mismo.
¡Lamentablemente
él lo consiguió!
No hay nada
que agrade más a Dios que nuestra obediencia, no es nuestra dedicación, trabajo
en la iglesia, evangelización, todo eso es importante, pero si no hay
obediencia, nada de eso es acepto por Dios.
¿A quién
usted ha dado oídos, a la voz de Dios o la del diablo? De eso dependerá su vida y su futuro.
0 comments:
Publicar un comentario