jueves, 11 de agosto de 2016

Penita de mí



Hola amigas, ¿todo bien? ¿Ustedes ya notaron que, cuando pasamos por un momento difícil, una lucha, o un desierto, nuestra primera reacción es llorar?

No es nada agradable pasar por momentos difíciles, yo sé bien de eso, pero nuestras reacciones delante de las situaciones son las que van a definir cuánto tiempo vamos a tener que luchar para vencer. ¿Cómo es eso? Si el problema viene y nos postramos, y comenzamos a lamentarnos, a llorar  y a reclamar, entonces la solución va a demorar en llegar o hasta inclusive puede que no llegue. Pero en contrapartida, si lloramos (sí, porque somos mujeres y los sentimientos rápidamente aparecen, infelizmente),  nos entristecemos e inmediatamente reaccionamos, usamos la fe y quemamos al diablo
ordenándole que salga, entonces así, la respuesta vendrá más rápido.

Lean conmigo: Y el Señor le dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te postras así sobre tu rostro?” (Josué 7:10)

Israel había perdido una batalla y Josué no sabía el porqué, entonces se postró delante del Arca del Señor y se lamentó ante Dios, hasta que Él le respondió con el versículo anterior. O sea, Dios no quiere que nos lamentemos por la situación llorisqueando y reclamando, Él no va a tener pena de nosotros si lloramos más o si intentamos conmoverlo con palabras de tristeza, porque Dios no actúa por pena, y sí por la fe. Por eso le dijo a Josué: ¡levántate!
Él espera que tomemos una actitud de fe, de indignación contra la situación y contra el diablo. Que nos levantemos y resolvamos el problema, sí, nosotros, y Él nos guiará hacia la solución.

Yo sé que cuando somos jóvenes las emociones están a flor de piel, entonces pensar y usar la razón es difícil, ¡pero es posible! A veces es necesario que entremos a nuestro cuarto o al baño, y levantemos nuestras manos para ordenarle a toda casta maldita que está trabajando contra nosotros, que salga y vaya al infierno en el nombre de Jesús. No sirve de nada usar la tristeza y las lágrimas. Tenemos que usar nuestra fe, con rabia hacia el diablo y ordenarle que se vaya. Pues si él nos quiere ver llorando y sufriendo, entonces es él quien tiene que llevar todo el sufrimiento y fuego, porque en nuestra vida no tiene lugar.

Tampoco podemos quedarnos solamente quemando al diablo y no hacer nada. Dios le dijo a Josué que se levante y busque al culpable. Así tenemos que ser nosotros también, tenemos que levantarnos y buscar la solución del problema con la ayuda de Dios. Si es la falta de trabajo, hay que ir y buscar con fe o pedirle a Dios una nueva dirección. Si es un problema en la familia, cambia tu comportamiento en casa, haz tu parte siendo una buena hija, usa tu fe para consagrar el agua y ponla en el jugo para que todos la beban. Si es un pecado escondido, confiésalo a Dios, arrepiéntete y nunca más lo cometas de nuevo… y así sucesivamente. Amigas, tenemos que ser mujeres de fe y de actitud y no ser sentimentales queriendo llamar la atención de Dios (y a veces la de las personas) con pena. No quieras la lástima de la gente; una mujer de Dios no quiere la pena de Él, ¡sino que quiere la respuesta que ella sabe que obtendrá a través de su fe! Nada de lamentaciones o reclamos ¿eh? ¡Eso no nos lleva a nada! Pero la fe verdadera con el grito de indignación, ordenándole al diablo que se vaya y yendo a la lucha, esa sí, trae resultados.

Un beso grande a todas y hasta la semana que viene. Kisses
Juliana Furucho
 
Traducido por: Milena Pignatta

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